¡AMO ALLÁ SMONKER!

UN SMONKER EN LA MEDIA MARATÓN DE CÓRDOBA ¿ESTÁMOS LOCOS?...PUES SI

Llegó la fecha marcada en el calendario. Llegó el domingo 25 de noviembre. Atrás quedan 10 semanas de entrenamientos desde que decidí marcarme ese objetivo. Semanas en las que entrenaba 6 días. Esta es mi historia.

Entrenamientos variados adaptados a mi meta: series, movilidad, técnica de carrera, ejercicios físicos, etc. y siempre supervisados por mi entrenador Fran Smonker.

La semana antes de la carrera no se auguraba que el tiempo fuera a acompañar. Lluvia, lluvia y más lluvia. El domingo, al despertar, me hice a la idea de que el agua me iba a acompañar durante los 21 km y 97 metros de carrera, así que lo asumí y decidí que iba a disfrutar. ¿A quién no le gusta correr bajo la lluvia?  Es una pasada. Lo malo era empezar ya lloviendo, el frío, el no poder calentar a gusto y el no poder activar los músculos bien para que me respondieran desde el primer metro, pero en ningún momento todo esto me iba a quitar la ilusión que tenía por correr mi cuarta media maratón.

Y allí estaba yo, en Córdoba, dispuesto a darlo todo. Salí del coche, en dirección a la línea de salida bajo la lluvia, intentando hacerme un hueco en los cajones primeros. Finalmente, entre empujones y malas caras me pude colocar al final del cajón nº 3, aunque hubiera preferido empezar en el 2 para evitar las aglomeraciones del principio y que iban a ocurrir tras el disparo de salida.

Efectivamente, tras dar el pistoletazo mi intención fue clara, adelantar a los máximos posibles para poder hacerme un hueco e ir cómodamente al ritmo que tenía en mi mente. Sin embargo, los nervios, el ansia del principio y la incomodidad de ir haciendo dribling entre los corredores, hizo que los primeros cuatro kilómetros me saliera una media de entre 4 minutos y 4 minutos 10 segundos, algo que a la larga me iba a traer consecuencias. A todo esto se sumó la obsesión que me vino al principio por intentar conectar con el grupo que iba bajo el globo de 1 hora 30 minutos. Algo fuera de mi objetivo, que no de mi alcance. Mi batalla en esta media era otra, ya habrá más carreras por correr y ya habrá otros objetivos. Queda apuntado.

Por las sensaciones que fui teniendo puedo dividir la carrera en tres partes:

La primera parte de la carrera, después de los primeros 4 kilómetros mantuve un ritmo más rápido que el deseado. Iba bien físicamente. Las piernas me estaban respondiendo y la cabeza la tenía controlada. Y aunque quise conectar varias veces con gente que fuera al ritmo que me marqué, corrí esta primera parte prácticamente solo a un ritmo medio de 4 minutos y 18 segundos.

La segunda parte de la carrera cambió un poco las sensaciones del principio. Me sentía cómodo, las piernas me seguían respondiendo. Estaba rodando a 4 minutos 29 segundos y estaba bien, era el ritmo que quería. Además esta parte de la carrera es la más bonita porque pasas por el centro de Córdoba, y quieras o no la cabeza está distraída por la cantidad de gente que sale a la calle a animar. Te llevan en volandas, así que desde el kilómetros 9 al 13 más o menos, prácticamente ni me enteré, por el centro disfruté como un niño chico. Me encontraba bien.

Cuando dejas el centro, empieza la subida al brillante y lo que sería la tercera y última parte de la carrera. Fue cuando empecé a darme cuenta que el esfuerzo gratuito de los primeros 4 kilómetros y de la primera parte de la media lo estaba empezando a notar. Desde el kilómetro 15 quedando 6 para la ansiada meta fue más mi cabeza lo que tiraba de mí que las piernas. Mi "cabezonería" hizo que no bajara la media de 4 minutos y 29 segundos.

Ahí fue cuando lo pasé relativamente mal. La carrera además no acompañaba, para mí lo más feo. Avenidas anchas y largas, donde ves perfectamente el final de ellas desde que la inicias. Pero no me iba a rendir aunque de buena gana me hubiera parado y hubiera continuado andando, pero ¡¡no!! No soy así, yo no me rindo, hasta no cruzar la línea de meta el nene va a correr o a trotar pero nunca se detendrá.

Y fue así como saqué las fuerzas que me quedaban para no flaquear en los últimos kilómetros, que son cuando se debería de apretar. ¡¡Ilusión!!¡¡ Mucha!! cuando pasé por debajo del arco del último kilómetro y sin lugar a dudas emocionado cuando crucé la línea de meta el Arco del Triunfo, que no puede llamarse de mejor manera porque yo el 25 de noviembre a las 11 horas y 33 minutos entré por el arco consiguiendo mi objetivo, triunfando, porque había logrado bajar de los 4 minutos y 30 segundos marcados al inicio de septiembre. Conseguí hacer la media a 4 minutos y 26 segundos, tiempo oficioso, 4 minutos y 27 segundos tiempo oficial.

Carrera marcada por la lluvia y el frío, elementos que no impidieron alcanzar mi objetivo. Objetivo impensable para mí hace medio año y que ahora una vez conseguido lo veo y pienso que toda persona puede lograr cualquier meta planteada siempre y cuando se entrene debidamente y lo haga con el corazón.

De una manera o de otra conseguí lo que me propuse y lo que le planteé a mi entrenador, que nunca dudó de mí. Gracias Fran Smonker.

Ahora objetivo nuevo ya en mente, Ruta de Carlos III en menos de dos horas y como diría un amigo: “hazlo o no lo hagas pero no lo intentes”  así que lo haré.

Si quieres saber más solo pincha en el siguiente enlace 👉 https://www.facebook.com/pg/smonkerteam/photos/?tab=album&album_id=2221262751465959 

Pues con ello ¡SALUD Y ALEGRÍA! y a seguir ¡SOÑANDO Y CONSIGUIENDO OBJETIVOS!

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